Capítulo 6: La sencilla, el galante y la guerrera.

Capítulo 6: La sencilla, el galante y la guerrera

Y otra noche más que apenas dormí por la noche, recordando cada palabra que pronunció Nergâl en la sala de profesores y maldije el momento en el que empecé a confiar en un puntiagudo. En este momento me hice la promesa de no volverá confiar más en un puntiagudo.

Y sonó el despertador a las 7:00 a.m., como siempre, sonó el despertador y Poochy estaba ladrando, queriendo que le diera al botón para que dejase de sonar y así hice. Me levanté de la cama y fui a pararme en frente del espejo del cuarto, para ver mis ojeras y los ojos rojos, como la noche anterior. Fui al cuarto de baño y me lavé la cara, quitándome las lágrimas y un poco el color rojo de los ojos, me peiné y salí de cuarto. Eché un poco de comida a Poochy y con la cartera en mano, salí del apartamento, cerrando la puerta con llave.

El camino hacia el instituto siempre era igual, casi con las mismas personas paseando y las mismas tiendas abiertas, pocas veces pasaba algo raro por el camino tan temprano, como por ejemplo que pasara una limusina como la que estaba pasando ahora mismo por mi lado. Todos, incluyéndome, claro, nos quedamos mirando a tal lujo. Recordando que llegaba tarde, aligeré el paso y llegué al instituto, sorprendiéndome ver la limusina aparcada justamente en frente. Pasando un poco, me adentré dentro de las murallas del instituto, notando el ajetreo por tal cosa pero yo seguí con mi camino, hasta que sentí una mano de un hombre en mi hombro.

-¡Oh, bella dama! -dijo el hombre que me agarró del hombro. Me giro para verlo -¿Así que eres la famosa humana? tan bella como me la imaginé... -me quedé viéndole, sin comprender nada de lo que pasaba -mi nombre es Touma Norstein y...

-¡Pero qué haces, bicho!- justamente salió otra voz desde detrás de Touma, parándolo en seco y apartándolo de mi- Acabamos de llegar y ya estás acosando a gente, maldito bicho.

-Hago lo que me da la gana, Amucita -y se llevó un golpe de Amu al llamarla así -No te metas en mi vida amorosa.

Y empezaron a pelearse, llamando la atención de todo y yo, como siempre en todas las peleas, estaba en medio. Tuvieron que venir varios profesores a parar la pelea y tranquilizar el ambiente, todos los que estábamos en el patio fuimos directo a clase. Por desgracia, me tocaba ahora con Nergâl...

Llego a la clase y veo que Rin ya estaba dentro, hablando con varios de sus amigos. Me miró pero la quitó rápidamente y me senté en mi sitio. Cuando entró Nergâl, entró también los dos que se peleaban en el patio, noté como Nergâl me miraba y yo aparté mi mirada hacia un lado.

-Bueno...a partir de ahora tenéis dos compañeros nuevos, Touma Norstein -y todos dirigieron su mirada hacia el joven rubio de ojos azules, tez pálida y orejas puntiagudo -y Amu Tainaka, ambos hermanos. -todos se sorprendieron al oír eso y miraron a Amu, una joven de cabello largo y rosado, con ojos del mismo color y oreja puntiaguda.

-Buenas a todas, espero ser de vuestro agrado, señoritas -dijo con una sonrisa galante, haciendo que todas las chicas se fijaran en él. Touma me miró -Oh, pero si aquí está la humana...que sorpresa

-¡Tú, bicho! No te acerques a las chicas, maldito pervertido -le dio un golpe en la cabeza y se dirigió hacia mi mesa, con una sonrisa -Perdona a mi hermano, es un tonto.

-No pasa nada... -dije sin muchas ganas, sonriendo levemente. Amu notó que pasaba algo, pero se fue a sentarse en un sitio vacío, al igual que Touma.

Y las clases transcurrieron con normalidad, Nergâl explicando y yo en mi mundo, ignorando completamente a este. Amu me miraba fijamente y miraba a Nergâl, pensando en lo que podía pasar. Y llegó el recreo, todos se levantaron y como siempre, yo salía la última, aunque no me esperaba que Nergâl me agarrara del hombro para pararme y hacerme girar para verle.

-Marie…lo que escuchaste no es verdad… -intentó excusarse, pero solo quité su agarre y lo miré con algo de frialdad y me fui, dejando a Nergâl solo en la clase.

Amu me pilló en la salida del instituto y me cogió, arrastrándome hasta estar a solas en el patio. Me miraba fijamente, con una sonrisa pícara.

-¿Qué quieres, Amu? –pregunté, algo sorprendida.

-Quiero que me cuentes lo que pasa entre Nergâl y tú –eso me hizo sorprenderme aún más y miré hacia otro lugar.

-No hay nada… -respondí, sin mirar a Amu.

-No me mientas, lo he notado…pasa algo, lo sé, se te nota a distancia…así que dilo, anda.

Mientras hablaba con Amu, no muy lejos del lugar, estaban Touma y Rin escondidos, espiándonos detrás de unos árboles.

-Según lo que me has dicho…si esas dos se une…seremos derrotados –dijo Touma, mirando hacia abajo, pues Rin estaba agachado espiando.

-Exactamente, y eso no lo podemos permitir…ser derrotados por unas chicas y encima una de ella es una humana –miro hacia arriba, para mirar a Touma.

-Tendremos que trazar algún plan para demostrar que somos mejores…pero yo a Amu y no le hagas daño a mi dulce Marie.

-Muy bien… -y los dos se miraron, asintieron con la cabeza y volvieron a estar atentos a nosotras.

Volviendo a nosotras…no sé cómo, pero al final acabé contándoselo todo lo que me ha pasado en estos días a Amu y esta, sorprendida, escuchaba atentamente todo lo que decía. Cuando terminé, puso una mano en mi hombro y me sonrió.

-Lo has pasado mal… ¡Pero no te preocupes! –Se levantó y alzó la mano hacia arriba –Ahora la fantástica Amu Tainaka está aquí para ayudarte en todo lo posible –Puso sus manos en sus caderas y levantó la cabeza, orgullosa. Me sacó una sonrisa por su actitud.

-Sí, bien, pero vámonos, que llegamos tarde a clase –le digo, con una sonrisa y me levanto también.

Ambas nos dirigimos hacia la clase y nos sentamos cada una en nuestra mesa. El tiempo pasaba con bastante lentitud, pues las clases eran bastante aburridas, menos las de Kisshu, que eran algo más entretenida por sus chiste y por soltar cosas que no venía a cuento. Y llegó la última hora que, desgraciadamente, era con Nergâl. Este me miro y lanzó un suspiro, parecía no tener muchas ganas de dar clase.

-Bueno, chicos…solo he venido a deciros que tenéis esta hora libre, pues…me ha surgido un imprevisto y me tengo que ir…así que nos vemos mañana –Se despidió de sus alumno y se fue.

Toda la clase empezaron a hablar sobre lo que acababa de pasar y del misterioso imprevisto que ha dicho el profesor. Suspiré y me eché en la mesa, muerta de sueño…claro, no he dormido nada en estos días, lo raro es que siga teniendo la energía suficiente como para estar despierta y no quedarme dormida. Amu cogió su silla y la puso al lado de mi mesa, sin importar que molestara a los demás.

-Estás cansada, ¿no? –asentí con la cabeza y lancé un bostezo –y que raro que el profesor se fuera así sin más…parecía triste.

Me quedo tirada en la mesa, mirando a Amu fijamente. Suspiro y cierro los ojos, recordando el cómo entró Nergâl, triste y abatido, sin ganas de nada…en cierto modo, me dio pena, pero aun así lo que dijo fue horrible y no pensaba perdonarlo, pero no entendía el por qué se ponía así, si solo soy una alumna más, según él…

Me quedé hablando con Amu hasta que tocó la campana, indicando que ya terminaba las clases por hoy. Recojo mis cosas y salgo de la clase, con Amu a mi lado, hablándome de varias cosas. Como me esperaba, Poochy me estaba esperando en la puerta del instituto y Amu se acercó para agacharse y acariciarlo.

-Es super mono, ¿es tuyo? –Asentí y Amu siguió acariciando a Poochy –Bueno, nos vemos mañana, ¿no?

-Exactamente –sonrío –Nos vemos –le despido con la mano y, junto a Poochy, nos vamos a casa.

Llegamos al apartamento y dejé pasar primero a Poochy, que fue directamente al cuenco de agua a beber. Sonrío al verlo y me dirijo a la cocina, cogiendo un bol de ramen y calentando agua. Mientras se calentaba, me puse el pijama y me lavé la cara. Cuando el agua se calentó, la eché en el ramen y en 3 min… ¡listo! Me senté en la mesa y puse la tele, mientras Poochy estaba por mí alrededor dando vuelta.

Fuera de la casa. Espiando a Marie estaba el mismo hombre misterioso encima de un tejado, con una sonrisa en los labios, pues sus planes iban bastante bien, con algún que otro contratiempo, pero bien. Después de estar un rato espiando, desapareció.