Etiquetas

jueves, 21 de julio de 2011

1º Capítulo: Humanos

Rakshasas

1º Capítulo: Humanos

Râkshin, es el mundo donde habitan dos razas diferentes, pero a la vez iguales. Son los humanos y los ''puntiagudos'', llamados así por sus orejas puntiagudas, parecidas a los famosos seres mitológicos que viven en bosques, los elfos. Estas dos razas siempre han tenido sus pro y contras; los humanos son hábiles en lo que se requiere a la construcción, pero los puntiagudos tiene una gran diferencia, pueden usar lo que es llamado ''Benzene'', una especie de poder que han desarrollado con el tiempo y que los humanos carecen. Las dos razas no pudieron vivir en paz y al final pasó lo que se prevenía...La Gran Guerra, entre los puntiagudos y humanos. ¿Cómo acabó? Los puntiagudos ganaron, haciendo así a esta raza la dueña del mundo, mientras que los humanos fueron condenados a vivir en la oscuridad de esta raza mágica.

Ahora estamos en Ingrant, la ciudad más grande del mundo, cien años después de esa fatídica guerra. Los pocos humanos que habitamos la ciudad están escondidos entre la multitud, aparentando ser puntiagudos mediante operaciones de oreja, aunque no todos los humanos hacemos eso. Pocos se atreven a dar la cara en la ciudad, mostrándose tal y como son, humanos, aunque se condenan a vivir en la miseria y siendo maltratados por los puntiagudos, trabajando como de esclavos, prácticamente. Yo soy una de esos humanos locos, según la mayoría.

Me llamo Marie Schenezl y sí, soy una humana que, por causas desconocidas, puedo vivir ''tranquilamente'' en la ciudad, pues el gobierno del lugar me permite tener una vivienda y una pequeña pensión, con el suficiente dinero para poder comprar alimentos, aunque hago pequeños trabajos para los puntiagudos, para conseguir algo extra y tener caprichos. Tengo 17 años y, por obligación de la ley, tengo que ir al instituto y tener que estar rodeadas de los ''monstruos'' como los llamo yo durante 8 horas diarias, aunque debo reconocer que no todos son iguales y algunos respetan a los humanos como iguales. Desgraciadamente, o hay pocos o son unos cobardes que no son capaces de expresar sus ideas. ¿Mis padres? Ni idea, desde que tengo conciencia, he estado sola. No sé nada de ellos ni siquiera su voz, triste ¿verdad? pero no me importa, me he acostumbrado a esta soledad…Mañana, empieza el instituto.

El despertador suena a las 7:00 am. Alzo mi mano y le doy al botón de apagar, para que dejara sonar el dichoso despertador, con bastante pereza me levanto y me visto con el uniforme escolar femenino, que consta de una falda tableada de color rosa y una camiseta sencilla de color blanco, decorado con un lazo en el cuello del mismo color que la falda. Y ya al gusto de cada persona, eligen medias de diferente formas, y el mío era de color blanco casi trasparente, que acababa en el muslo con encajes. Una vez vestida, me dirijo al espejo más próximo y me quedo mirando, fijándome en mi cabello castaño y ojos del mismo color, con las orejas normales, a mi parecer. Me pongo una horquilla de un conejo blanco y listo, ya estaba preparada para afrontar mi vida como estudiante en este año. Por el camino iba desayunando una tostada, ignorando a los que se burlaban de mí por ser humana, total, ya estaba acostumbrada a las burlas. Por el camino me fijaba en todos los aparatos que usaban, coches, motos, camiones, móvil, etc. Objetos creados por humanos que ahora son usados por los puntiagudos, irónico, ¿verdad? Lancé un suspiro y seguí con mi camino hasta llegar al instituto Lotwèn, uno de los más prestigiosos del país y en el que, desgraciadamente, no hay ningún humano, solo yo. Con decisión, pero sin ganas, entré dentro y me acerqué a las lista de clase, para averiguar en la clase que me tocaba. Los demás alumnos, con miedo y desprecio, se apartaban de mi lado, aunque no me importaba. En el tablón, mi nombre estaba dentro de la lista de 1ºB. Subí las escaleras en busca de mi clase, que por lo que he visto en el mapa, estaba en el primer piso a la izquierda. Encontré la clase y entré en ella, fijándome en que todos estaban ya en clase, menos el profesor. Todas las miradas se dirigían a mí, con sorpresa ya que nunca habían visto a un humano estudiando. Me siento en un sitio que está en el medio al lado de la ventana y me quedé esperando al profesor, mientras miraba por la ventana.

-Humana, ¿qué haces aquí? –dijo uno de los puntiagudos que se acercó. Piel morena y cabello claro, con ojos rojos.

-No te interesa –respondí, sin quitar mi mirada de la ventana. Todos se sorprendieron de que no me girara para verlo y pasara de él.

-Mira, humana –me coge del hombro y me obliga a girarme, para verle la cara –Aquí los humanos no son bienvenidos, así que te largas.

-¿Y si no quiero? –Lo que dije pareció una propuesta de pelea, ya que él se lo tomó así y me tiró de la mesa.

Me levanté con bastante rapidez y me quedo mirando, sin moverme ni siquiera. En cambio, el moreno, se acercó y me lanzó un puñetazo, pero lo esquivé con rapidez. Lo que no me imaginé es que otro pusiera el pie de por medio, provocándome que cayera al suelo y todos se pusiera encima de mí. Cuando iba a recibir un puñetazo, se escuchó una puerta abriéndose.

-¿Se puede saber qué es lo que hacéis? –preguntó el hombre que acababa de entrar, mientras oía como sus pasos se acercaban a nosotros.

-Es que esta humana me amenazó –Dijo en tono de miedo el moreno, mientras se levantaba. Pude ver al profesor, pálido y el pelo moreno, las orejas las tenía escondida con el cabello.

-Ya hablaremos los tres –dijo el profesor, en tono amenazantes mientras que todos se sentaban en sus sitios. Uno de ellos se sentó en el lugar donde estaba y lo maldije por dentro, y al final acabé sentándome en medio de la clase.

-Me llamo Nergâl Chrindgùl, y seré vuestro nuevo profesor y tutor –se presentó y empezó a decir los nombres en alto, para recordar mi cara. Tan solo me quedé mirando hacia el frente, lanzando leves miradas hacia el profesor, esperando a que pasase el tiempo.

1 comentario: